lunes, 12 de agosto de 2013

La cura: es viernes, estoy enamorada.

Una estrella el aloe en tu terraza
permanece firme su constelación voraz: crasas
cactus y cactáceas
abiertas a la tarde en dignidad. No hay

altruismo para el día a día, la helada o el viento norte en su caída
aunque ya todo sea resto -plusvalía- suavemente florecida

su incomodidad. De ahora en adelante buscarás
ligereza, liviandad
machacando a la manera de esos globos
fiesteros que al ascenso vemos a lo lejos
volar liberados por otros quién sabe hacia dónde

con augurios de buena fe o sencillamente
cierta felicidad. Más preciso: esos que aman

a la persona correcta y lo saben o mejor
todavía quienes aman
incorrectamente lo saben y deciden
amar igual. Criaturas raras

estas flores carnosas: rosas intensos, ásperos violáceos y espinas
claro que flores al fin, flores igual. Su aparición inesperada
este corto trajinar. Cada tarde

un final con su principio
el atardecer al oeste siempre y definitivamente
la pérdida resulta simple y a perder se aprende. Caerán las flores
algunas damas caerán: algo manchadas
al piso y despatarradas. Pero este viernes

mejor elegir ese instante del aloe
brillante contra las sábanas aireadas
su sincronización ordenada: tanta fe
para mantener una estación, esta temporada.

 Poema del libro Volumen 1 (2010, Peak a Boo) de Andi Nachon















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