domingo, 31 de marzo de 2013

David Hockney RA: A Bigger Picture





Winter Timber, 2009 (Óleo en 15 lienzos) 27,43 x 60,96m


The Arrival of Spring in Woldgate, East Yorkshire, in 2011 (Óleo en 32 lienzos) 36,58 x 97,54 m 

miércoles, 27 de marzo de 2013

Álbum


Abre mundo
el instante exacto
donde madre
ha parido a madre.

La hija
mira sus manos
como un destello
donde ambas son
una sola silueta.

Así cada arruga
-dice la hermana-
oculta una historia.


*

¿Cómo es que nadie se ha percatado
de tantas mujeres?

Parece que antes
eran sólo tres.

En la casa de Beccar
dice la abuela
se hablaba alemán.

Rohr me lo ha contado todo
no es posible
en ningún documento aparece
pero muchos lo constatan:
la dureza es un bien de familia.


*

La abuela ordena:
tiene que brillar

no es de extrañar
que la plata oscurezca

insiste
de muchas maneras
sobre la limpieza

Rosel dice algo
sobre la platería
que nadie escucha

¿por qué tanto hincapié?

Si es un secreto
difícil de contar
que lo diga en alemán.

*

Hermanas

lo que no hablan
se cierra
y no regresa
nunca
de la misma forma

los ojos son parte
del secreto

no lo saben aún

a veces
el gesto de acomodarse
los anteojos o el cabello
sugiere la evidencia

nadie se da cuenta
hasta que el retrato
sin querer lo muestra:

hermanas de sangre

no se arruguen tanto
que vienen otras
a quitarles el lugar.

*

Como si nadie lo supiera
la vida es un pañuelo carmesí

en la diagonal de la infancia
mastican
abuela y nieta
la misma espina.

*


Una espina en la garganta
dijo la abuela
medio enrojecida
tan enojada

era chiquita la nieta
cómo va a entender
que primero el trabajo
y después el placer

pasaron quince años
y la espina
se quedó en el pecho
para siempre.

Poema del libro El amor es esto, de Mariana Chami (Ediciones del Dock, 2011)

lunes, 25 de marzo de 2013

La pequeña mujer

La pequeña mujer
de figura angulosa y desgarbada
va cruzando la plaza, ella la triste,
de cada mano un niño
y un amor sin fatiga en las entrañas.

Ha sentido crecer hasta embargarla
a través de los días cada vez más oscuros,
esos liviano gestos que eran para sus manos:
entrar en los bolsillos donde viven monedas o papeles,
o encender así los fósforos,
o peinarse el mechón que le cae en la frente,
hebras castaño claras que ya van siendo grises.

Y también
manejar herramientas
y dominar el pequeño demonio de los cables eléctricos.

Pero no,
hubo que doblegarse y aprender a callar.
Y aprender otros gestos desabridos y vanos.
Y qué triste no poder cantar cuando el amor nace,
el pequeño amor adolescente y absurdo.
Y qué triste tener que ahogar la dicha
cuando la pasión aprieta
o verla hacerse imposible, recelosa o mezquina.

Sé cómo fue creciendo
tu obstinado empeño de ubicarte en la vida
y de dar tu ternura,
tanta ternura
como para abarcar todos los niños,
los libros, los caballos, los perros o los árboles.

Pero no podías decirlo a nadie.
Y no pudiste lograr nada, tampoco.
Siempre callando y dolorida
viste aparecer las primeras canas,
con las manos vacías
y con tu amor oscuro quemándote la sangre.

Y qué buena sé que eres,
y qué triste, y qué sola.

Te veo cruzando la plaza
con un niño en cada mano.
Y el corazón te compadece, hermana.


Poema del Archivo de Emma Barrandéguy (febrero 1945)


jueves, 21 de marzo de 2013

La piedra en el estanque

"...una palabra, lanzada al azar en la mente, produce ondas superficiales y profundas, provoca una serie infinita de reacciones en cadena, que implica en su caída sonido e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, y lo complica el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la representación, sino que interviene continuamente, para aceptar y rechazar, ligar y censurar, construir y destruir".


Fragmento del libro Gramática de la Fantasía, de Gianni Rodari (1973) 
   

martes, 19 de marzo de 2013

Qué, decís...

Qué, decís
que ellos no sienten
el jacarandá bajo la lluvia...?

El Noviembre lila, todo lila, bajo la lluvia o en la lluvia
que no se oye?

Ellos sienten el río, decís?
ven velas blancas que no hay,
hacia el confín de sí mismos,
y una redes inexistentes, decís?,
en que su silencio tiembla o arde...?

Ellos tienen antenas, a veces, decís?
para palpar algunas invisibles criaturas,
y suelen tener la varita, decís? que vibra con las corrientes escondidas...?

Pero a estas nubes que parecen subir
cuando no se sabe qué arpas descienden o se abisman,
ellos ni siquiera las adivinan, decís?

Es porque no es de ellos "la ciudad", aún, decís...?
ni de ellos son los jardines que vuelan
y que deshojan calles pálidas de amatistas?

Pero no tendrán ellos, decid, la corona de los morados
sobre los caminos libres totalmente de vidrios, al fin,
o no ascenderán ellos en los ceremoniales delicados
a oír palpitar las teclas lilas de la común savia encontrada...

sobre todo cuando la lluvia
teje el mismo silencio
para las frases de unos pájaros...?


Poema del libro El alma y las colinas, de Juan L. Ortiz (1956)





domingo, 17 de marzo de 2013

Subrayado III

"Nada en suma. Absolutamente nada. Nada que se salga del carril cotidiano. La vida fluye incesable y uniforme: duermo, trabajo, discurro por Madrid, hojeo al azar un libro nuevo, torno a casa, leo de pensado, escribo bien o mal -seguramente mal-, con fervor o con desmayo. De rato en rato me tumbo en un diván y contemplo el cielo, añil o ceniza. ¿Y por qué habrá de saltar de improviso el evento impensado? Trabajemos día tras día. Trabaja tú, pintor, y trabaja tú, poeta. Lo que caiga fuera de nuestro trabajo serán efímeros episodios. Episodios placenteros o dolorosos. Pluma en mano, pluma en las cuartillas, paliemos el dolor. ¿Dónde está nuestro Leteo? En el afán diario. O acaso, a través de la obra, hacemos ese dolor más delicado".


Fragmento de la novela El escritor, de Azorín (1941)

viernes, 15 de marzo de 2013

Ciclo Carne Argentina -especial otoño-

Imagen: Lisandro Pierotti

Jueves 21/3/2013
21 h
Lambaré 873, C.A.B.A.

Organizan: Selva Almada/ Julián López/ Alejandra Zina
http://www.ciclocarneargentina.blogspot.com.ar/

jueves, 14 de marzo de 2013

Subrayado II

"A él le encanta este tren lento, le encanta dormirse abrigadito bajo las sábanas blancas y crujientes y las mantas azul marino que trae el mozo, le encanta despertarse por la noche en alguna estación silenciosa en mitad de ninguna parte, escuchando el silbido de la máquina cuando el tren está parado, el sonido metálico del martillo del capataz comprobando las ruedas".

"Ningún tiempo es suficiente cuando se ama un lugar de forma tan devoradora".

Fragmento de la novela Infancia, John Maxwell Coetzee (2000)

miércoles, 13 de marzo de 2013

Recomendado para artistas visuales











+ Reflexiones escritas sobre la propia obra
+ Poner en palabras lo que la obra no dice
+ De la experiencia estética a la experiencia crítica
+ Herramientas para la redacción de proyectos

A cargo de Juan Fernando García

CUPOS LIMITADOS
Info: garciajuanefe@gmail.com

martes, 12 de marzo de 2013

La luz no se da cuenta




Nacho Iasparra
15/3 al 3/5
Honduras 4882, 1er piso, C.A.B.A.
http://www.fostercatena.com/
www.nachoiasparra.com.ar


Vas a verme,
me ves
y no sé lo que verás.
Sea lo que sea,
más allá de lo que veas
siempre estoy yo además.

Sentarse y dejar entrar. 





poema del libro El Paisaje Interior (editorial Bajo la Luna, 2012), de Mirta Rosenberg


lunes, 11 de marzo de 2013

Delicias del idioma I


¿Destornillarse de risa?

Atentos porque el uso correcto, según la RAE, es desternillarse de risa. El Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) nos cuenta:

Desternillarse. ‘Romperse las ternillas’. Hoy se usa casi exclusivamente con el sentido figurado de ‘reírse mucho’, normalmente en la construcción desternillarse de risa. Está formado sobre el sustantivo ternilla (‘cartílago’); no es correcta, pues, la forma destornillarse, debida al cruce con tornillo.

 ¿Desatornilla o destornilla?

Desatornillar. ‘Quitar los tornillos [de algo], dándoles vueltas’. Es también válida la forma destornillar, preferida en la mayor parte de América y que también se usa, aunque menos, en España: «Alguna bisagra destornillada y colgante» (Onetti Astillero [Ur. 1961]). Para designar la herramienta son válidas las formas destornillador y desatornillador, aunque esta última es menos frecuente.


El novillo desatornilla el tornillo 
alrededor de una anillo 
ya como un potrillo o como un ovillo.

¡Qué destornillo este tornillo!

viernes, 1 de marzo de 2013

I

Yo nunca guardé rebaños,
pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
conoce el viento y el sol
y anda de la mano de las Estaciones
siguiendo y mirando.
Toda la paz de la Naturaleza a solas
viene a sentarse a mi lado.
Pero permanezco triste, como un atardecer
para nuestra imaginación,
cuando refresca en el fondo de la planicie
y se siente que la noche ha entrado
como una mariposa por la ventana.

Pero mi tristeza es sosiego
porque es natural y justa
y es lo que debe haber en el alma
cuando piensa ya que existe
y las manos cogen flores sin darse cuenta.

Con un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino
mis pensamientos están contentos
porque, si no lo supiera,
en vez de estar contentos y tristes
estarían alegres y contentos.

Pensar molesta como andar bajo la lluvia
cuando el viento crece y parece que llueve más.

No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

Y si deseo a veces,
por imaginar, ser corderito
(o ser todo el rebaño
para andar esparcido por toda la ladera
y ser mucha cosa feliz al mismo tiempo),
es solo porque siento lo que escribo al atardecer,
o cuando una nube pasa la mano sobre la luz
y un silencio corre a lo largo de la hierba.

Cuando me siento a escribir versos
o, paseando por los caminos o por los atajos
escribo versos en un papel que está en mi pensamiento,
siento un cayado en las manos
y veo mi silueta
en la cumbre de un otero
mirando mi rebaño y viendo mis ideas,
o mirando mis ideas y viendo mi rebaño
y sonriendo vagamente como quien no comprende lo que
se dice
y quiere fingir que lo comprende.

Saludo a cuantos me lean,
alzando el ancho sombrero
cuando me ven en mi puerta
apenas la diligencia asoma en la cima del otero.
Les saludo y les deseo sol,
y lluvia, cuando la lluvia es necesaria,
y que sus casas tengan
al pie de una ventana abierta
una silla predilecta
en que se sienten a leer mis versos.
Y al leer mis versos piensen
que soy cualquier cosa natural:
por ejemplo, el árbol antiguo
a la sombra del cual cuando niños
se sentaban de golpe, cansados de jugar,
y limpiaban el sudor de la frente caliente
con la manga de la bata listada.

Poemas de Alberto Caeiro, Fernando Pessoa, Edic. Contintente/ Visor de Poesía, 2012